Lo propio del conocimiento sociológico es intentar capturar las particularidades históricas, geográficas y culturales del mundo moderno mediante la adopción del punto de vista universalista que permite la idea de sociedad. Hoy en día, a inicios del siglo XXI, eso significa describir la sociedad contemporánea como sociedad mundial: ya no existen regiones particulares del globo que escapen a la presión por una integración normativa universalista bajo criterios cosmopolitas ni a la coordinación estructural bajo las exigencias de la diferenciación funcional. El objetivo de este artículo es reconstruir, a partir de la tensión entre universalismo y particularismo, tres obstáculos que la sociología latinoamericana ha enfrentado, así como también esbozar caminos en los que ellos se desdoblan y parecen indicar soluciones posibles.