Agradezco a Rafael Alvear y Jordi Mundó su lectura tan detenida de mi artículo; sus agudas observaciones me permiten precisar algunas de las mías. Mi compromiso con los editores es escribir una respuesta breve, y por ello me voy a concentrar en la dimensión metodológica sobre la que ambos colegas me interrogan – en una pregunta que subyace también a la introducción de Rodrigo Cordero y Francisco Salinas a este número de Cuadernos: ¿Cómo se hace sociología filosófica?