A estas alturas tenemos varias explicaciones alternativas sobre la crisis que vive el país. Si queremos entenderla realmente, hemos de evitar ningunearla (afirmando, por ejemplo, que se trata simplemente de jóvenes emocionales) así como tampoco podemos asumir que, como ya conocemos sus causas (entre ellas, principalmente la desigualdad), no se abren preguntas nuevas. La idea de dignidad nos permite aprehender, en su heterogeneidad, las demandas que tenemos frente a nosotros.