La columna documenta la presencia en Chile de las ideas de Carl Schmitt, “un pensador integrista, conservador, militante Nazi”. El autor distingue sus huellas en la constitución de Pinochet y en algunos planteamientos de Fernando Atria y Hugo Herrera; y advierte sobre los peligros de recurrir a ese autor para pensar los desafíos sociales y políticos que tenemos hoy.