El consenso tiene valor porque no es un acuerdo meramente acomodaticio entre grupos que defienden sus posiciones y privilegios a todo evento, sino porque responde el hecho humano básico de que somos capaces de persuadir, y de dejarnos convencer, por argumentos y razones que aceptamos cuando ellas tienen razón. La idea de consenso solo tiene sentido a partir de la existencia previa de ideas y posiciones que son realmente distintas y es deseable solo una vez que hemos decidido vivir juntos en nuestras diferencias.